De todos los lugares y edificaciones íntimamente unidos a la
historia del Reino Asturias, y por ende a la Historia de España quizás sea el actual templo de Santa Olaya
(Eulalia) de Abamia el más relegado al olvido.
Su solar, había sido con anterioridad lugar de culto de los
druidas astures como lo atestigua el milenario tejo que le da sombra y la
panorámica que disfruta sobre el valle de Corao.
Erigido en época visigótica, seguramente estuvo inicialmente
dedicado a la advocación de San Martín, San Tirso o San Juan, al igual que el
cenobio, actualmente desaparecido,
del que formaba parte .
Su importancia en el desarrollo de la gesta asturiana en los
siglos VIII y IX radica en que ha sido el lugar donde un puñado de aldeanos
oyeron misa aquel amanecer del 28 de mayo de 722 (fecha de la Batalla de Covadonga), antes de tomar la senda que
desde allí, en dos horas largas, les condujo a las pedrizas de Repelao donde
aquellos cíclopes hicieron saltar los goznes de la Historia en defensa de su
cultura, su familia y su tierra.
Seguramente algún monje de Abamia participó en la gesta de
Covadonga porque los benitos aunque dedicados a la vida contemplativa también eran
de armas tomar cuando las circunstancias lo aconsejaban.
Foto: Iglesia de Sta Eulalia de Abamia a finales del s. XIX. Como vemos había un corredor techado que desapareció.
Foto: sepulcro actual del Rey Pelayo en el Real Sitio de Covadonga, en la Cueva.
Abamia, faro espiritual del reinado pelagiano, acogió por
fin los restos de Pelayo y su esposa Gaudiosa y allí reposaron hasta que
Alfonso X el Sabio decidió su traslado a la Covadonga con todos los honores que
el caso requería.
Foto: Fastuoso Tejo o Texu en las inmediaciones de la Iglesia de Abamia.
El templo de Abamia mantuvo su importancia hasta Alfonso I
en cuyo reinado parece que se trasladan los monjes al convento palatino de
Villanueva (actual Parador Nacional de Villanueva- Cangas de Onís).
Muerto Fruela en Cangas, el centro de gravedad del incipiente “Asturorum Regnum” se desplazó hacia el
oeste buscando la salida rápida a tierras leonesas y trasladando el solio regio
desde Cangas de Onís a Langreo, Pravia y por fin a Oviedo en el reinado de
Alfonso II el Casto a finales de siglo VIII.
Foto: Iglesia de Abamia tras la reciente, desastrosa y criticada hasta la saciedad, restauración. No sé por qué esta manía de ocultar las fachadas de piedra de los templos tras capas de mortero de colores que ocultan la verdadera estética y personalidad a estos edificios centenarios, sin entrar, en que el verdadero problema de humedades no ha sido atajado sino todo lo contrario.
Ya saben, si van al Oriente de Asturias, Abamia es visita obligada...
Por cierto, esta Iglesia es Monumento Nacional.
Buen viaje!
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