Aquí en Sevilla la tortilla de patata con salsa al whisky es una tapa característica de algunos bares, como por ejemplo el Casablanca (en pleno centro de la ciudad) o el Azafrán (en la calle Luis Montoto, por la zona de Nervión; hay otro Azafrán en Camas, en la Pañoleta). Resulta un bocado de auténtico lujo. Os animo a probarla.
Ingredientes para la tortilla de patata (para 4 personas):
5 patatas grandes
3 huevos grandes
1 cebolla mediana
chorrito de aceite de oliva
sal
- Pelamos las patatas y las cortamos en láminas muy finas
- Las salamos y pochamos en aceite de oliva a fuego muy lento hasta que ablanden. Las escurrimos y reservamos
- Por otra parte, en la sartén en la que vayamos a hacer la tortilla, echamos un chorro de aceite de oliva y pochamos la cebolla que previamente habremos picado finamente con una pizca de sal. Cuando ésta esté transparente añadiremos las patatas que teníamos reservadas, mezclándolo todo bien. Pasamos todo a otro recipiente para mezclarlo con los huevos batidos.
- Batimos los huevos y los volcamos sobre la mezcla de cebolla y patatas. Mezclamos bien todo y lo volvemos a echar en la sartén. Dejamos que se vaya haciendo a fuego muy lento. Cuando veamos que se empieza a cuajar por los laterales le damos la vuelta con cuidado y dejamos que se haga por la otra parte.
Ingredientes para la salsa al whisky:
5 dientes de ajo
zumo de 1 limón
medio vaso de whisky
1 pastilla de caldo de pollo tipo Avecrem (nosotros no la echamos pero la receta original la lleva y suaviza la salsa)
- En una sartén echamos un chorrito de aceite de oliva (un par de cucharadas soperas).
- Cortamos los ajos en dos, a lo largo, sin quitarles la piel y los doramos un poco en el aceite.
- Cuando estén dorados, añadimos el whisky y el zumo del limón y dejamos reducir para que se evapore el alcohol.
NOTA: para presentar este plato podemos verter la salsa sobre toda la tortilla o bien presentar en una salsera para que cada cual se sirva lo que le apetezca.
La salsa al whisky suele emplearse muy a menudo para acompañar carnes, sobre todo el solomillo a la plancha, dando lugar a otra tapa archiconocida: solomillo al whisky.