Como ya sabeis, me encantan las legumbres. Hoy hemos comido garbanzos con setas. Eso sí, setas cultivadas porque, aunque estamos una de las épocas de su recolección, mi falta de conocimientos en esta rama no me permiten aventurarme demasiado. Mi padre sí que es un amante de la micología y estudioso empedernido de los hongos. Pero desafortunadamente, él está en Asturias, y yo en Sevilla, así que me quedaría un poco lejos para enseñárselas.
¿Que por qué elegí esta combinación tan sugerente...? En Aracena hay bastante tradición micológica y concretamente enfrente de la plaza de toros de esta localidad onubense se encuentra el P´tasca, un bar de tapas en el que se pueden degustar setas recolectadas por la zona, con varias especialidades entre las que se encuentra ésta. Deliciosos bocados difíciles de encontrar por otros lugares. Os recomiendo visitarlo si teneis la oportunidad.
Ir al monte a buscar setas es una actividad muy gratificante. Cesta de mimbre, navaja bien afilada, calzado cómodo y seguro...y paciencia. Esto para todos los públicos. Ahora viene la parte más difícil: la clasificación de las setas recolectadas. Actividad sólo apta para expertos micólogos. Y es que cualquiera no puede distinguir una seta comestible de una venenosa. Entre los aspectos a tener en cuenta a la hora de esta identificación están:
- forma y textura del sombrero
- color, unión al pie y espacio de separación de las láminas
- el velo
- olor, consistencia y color de la carne
- inserción del pie en el sombrero...
Hemos de tener en cuenta que no se puede reconocer una seta comestible por su olor agradable, como mucha gente cree, pues ésta es una característica de algunas setas venenosas.
Tampoco es cierto que la toxicidad de una seta se manifieste por rasgos como un olor desagradable, color oscuro...
Lo más recomendable es acudir a un experto para que las identifique, y por supuesto, ante la más mínima duda, no comer bajo ningún concepto. Pueden llegar incluso a resultar mortales.
Dicho esto, os explico cómo los hice.
Ingredientes para 4 personas:
400 grms garbanzos puestos a remojo la noche anterior
bandeja de setas (yo usé seta de cardo, pero valen cualesquiera)
1 cebolla picada
5 dientes de ajo picados
1 cucharadita de pimentón de la Vera dulce
1 tomate rallado
aceite de oliva
sal
En primer lugar pondremos los garbanzos en la olla a presión 6 minutos para que se ablanden un poco. Echaremos sólo el agua suficiente para que los cubra 1 dedo.
Mientras tanto, haremos un sofrito con el ajo, la cebolla y el tomate rallado.
Cuando esté bien pochado, añadiremos las setas cortadas en trozos no muy grandes, y el pimentón. Revolveremos continuamente para que éste no se queme. Si ocurriera esto, se estropearía el sofrito.
Una vez que hemos ablandado los garbanzos, en la misma olla en la que se encuentran, incorporaremos el sofrito y un poco de sal. Sólo nos queda esperar a que se hagan por completo. A medida que el guiso nos lo vaya pidiendo, añadiremos agua caliente. El agua fría endurece esta legumbre.
Comprobar el punto de sal y rectificar si es necesario.
Están verdaderamente deliciosos, y además, con poca grasa, cosa que se agradece.
domingo, 8 de noviembre de 2009
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4 comentarios:
cocinar legumbres es todo un arte y veo que tu lo dominas estupendamente, deliciosos!
Magnifico plato, con una combinación muy suculenta, jamás lo tomé así pero me ha parecido delicioso.
Besos
Menudo plato! ideal para los dias frios, me encantan las recetas de cuchara y esta es una de las auténticas! Muy rica
Besos
Nuria
Eva, Trotamundo y Nauria!!! os animos a probarlos!!!!! están ricos ricos! Besos!
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