Bueno, bueno... Por fin ha llegado el día de la publicación de la receta de fabada. ¿Una asturiana como yo, orgullosa de serlo, todavía sin una receta de fabada? Imperdonable.
En casa hacemos pocas veces fabada. Somos más de pote principalmente porque encontrar ingredientes para la fabada buenos de verdad es muy difícil.
Como veréis, la fabada no tiene misterio. Bueno sí, uno muy grande...que los chorizos y sobre todo las morcillas sean de primera.
Por los supermercados es relativamente fácil da con un compango (la pringá andaluza) aceptable, pero bueno de verdad no lo es tanto.
Dicho esto, Olga, la suegra de mi hermana, nos hizo este verano en Celorio la mejor fabada de todos los tiempos. Y yo he comido muuuchas fabadas. Muchísimas.
Sus morcillas y chorizos son caseras, hechas por una señora de Mieres, que se las regala, porque dicho sea de paso, esta buena mujer no las vende. Las hace para consumo propio.
Olga me dijo que cuando le regalaran otras nos la mandaba para Sevilla, y hace poco recibimos el paquete. Venían todos los ingredientes necesarios para una fabada de categoría: fabes, lacón, tocino, chorizos y morcillas.
Como podéis imaginar, con estos ingredientes sólo podía pasar una cosa para que la fabada saliera mal: que yo la estropeara... ¡pero no fue así!
Ingredientes:
fabes (una taza por comensal)
chorizos (uno por cada dos personas)
morcillas (una por cada dos personas)
lacón
tocino
sal
Ni cebolla, ni ajo, ni pimentón...
Olla recomendada: ancha y muy alta.
Empezamos:
Ponemos les fabes a remojo la noche antes.
Añadimos el resto de ingredientes.
Cubrimos de agua y ponemos a hervir.
Cuando salga espuma, la retiramos.
Dejamos hervir a fuego medio sacudiendo la olla de vez en cuando.
Les fabes deben estar cubiertas por un dedo de agua. A medida que vaya evaporándose añadiremos agua fría para "asustarlas".
Cuando les fabes estén tiernas y el caldito ligeramente espeso, estarán listas para comer.
OLGA, GRACIAS!
Y éste es mi último proyecto de ganchillo...¿Qué será?
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